Tuesday, July 17, 2012

Tam-Tams

El invierno canadiense es crudo. En Montréal fui testigo de la bipolaridad en su máxima expresión. Probablemente no injustificada... Cuando el termómetro marca -30°C y llevas meses de ver tan sólo una mancha brillante entre las nubes que te recuerda que el sol existe, cuando la noche se anuncia desde las 5 de la tarde y al despertar al siguiente día ves por la ventana que otra vez está nevando, entras automáticamente en un letargo anímico muy peculiar. Es por eso que cuando empieza a llegar la época del calorcito, la gente quiere salir semidesnuda todavía con temperaturas de 7°. Son dos ciudades, en dos momentos del año. Y la llegada del verano se convierte en locura colectiva. Es esa locura de la que soy fan. Festivales, eventos, diversión, alegría, terrazas, fuegos artificiales... magia. Pero sobre todo algo que me marcó. Los Tam-Tams.


La gente se junta todos los domingos desde temprano en el Mont-Royal (monte que otorga el nombre a esta ciudad) y se dedica a conectar con una faceta ancestral del ser humano: tocar los tambores. Cualquiera puede ir, cualquiera puede llevar algún instrumento y unirse a los latidos que se generan en olas de energía que suben y bajan, a veces lentas, otras muy veloces, al ritmo del momento y de lo que nace de la colectividad. 
Con esa música primitiva y vigente, la gente se pone a bailar sin ningún tipo de inhibición. Me parece una maravilla. Creo que entre las cosas que hace el ser humano, esta es una de las que más sentido tiene. ¿Por qué? Para entenderlo se tiene que vivir, tienes que entrar en un suave trance después de estar bailando en medio de la gente, sintiendo los tambores, conectándote con el presente... ¡viviendo y disfrutando! La danza. 

A muchos podrá parecerles ridículo, pero cuando estás inmerso en los movimientos y empiezas a descubrir melodías detrás de los tambores, cuando te dejas ir, son otras banalidades de nuestra sociedad las que caen en la justa definición de ridiculez.

Mont-Royal es un lugar para ir y pasarla bien. Además de la música, la gente se junta a jugar frisbee, hacer acrobacias, armar un picnic, cualquier cosa que alegre el espíritu humano. Y lo mejor es que cada domingo es diferente, no hay reglas. Pero hay eventos que cada domingo son tradicionales. No pueden faltar los tambores.









Dentro de estas expresiones, también existe un juego que yo jamás había visto: una batalla medieval. Esto se lleva a cabo dentro del bosque. Los participantes van disfrazados según la medida de su creatividad y utilizan las más diversas armas, forradas con cinta. Es toda una batalla real, con reglas y con gente metidísima en su papel dando hachazos. La arena es un terreno despejado, uno ve que se forman dos bandos a cada lado, los participantes hablan entre sí con sus respectivos compañeros y en un instante se desata la guerra. 



En mis visitas empecé a explorar el bosque, el lado más callado del Mont-Royal. La naturaleza tan verde, flores, insectos, piedras y senderos. Un buen espacio para estar. Me encontraba a kilómetros de casa, solo, imaginando qué pies habrían pisado antes esos terrenos... pies indios. Y en una caminata algo mágico interrumpió mis pensamientos.






Una piedra en medio del bosque con una inscripción en francés: 
DEUX TROIS ÉTOILES, UNE BOULE DE BRUME AUTOUR DE LA LUNE 
ÇA VA ON A AU MOINS UN QUART D’HEURE AVANT QU’IL ARRIVE. IL VA NOUS REJOINDRE AU VIEUX PEUPLIER 
DIMANCHE LUNDI MARDI MERCREDI JEUDI VENDREDI  SAMEDI 
AVANT PROMET DE NE RIEN DIRE À PERSONNE, C’EST UN SECRET. TU ES AU COURANT DE CES HISTOIRES QU’IL RACONTE TOUT LE TEMPS À TOUT LE MONDE, ET BIEN...


dOS tRES ESTRELLAS, UNA BOLA DE BRUMA ALREDEDOR DE LA LUNA 
ok TENEMOS AL MENOS UN CUARTO DE HORA ANTES DE QUE ÉL LLEGUE. sE REUNIRÁ CON NOSOTROS EN EL VIEJO ÁLAMO. 
dOMINGO LUNES MARTES MIÉRCOLES JUEVES VIERNES SÁBADO 
ANTES PROMETE NO DECIR NADA A NADIE, ES UN SECRETO. ERES CONSCIENTE DE ESAS HISTORIAS QUE ÉL CUENTA TODO EL TIEMPO A TODO EL MUNDO, Y BIEN... 




Es un secreto.

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