Friday, November 16, 2012

Oh, reckless abandon


So stay there

'Cause I'll be coming over

While our blood's still young
It's so young, it runs
We won't stop 'til it's over
Won't stop to surrender



Songs of desperation

I played them for you
A moment of love
A dream
A laugh
A kiss
A cry
Our rights
Our wrongs
A moment of love...

Won't stop 'til it's over

Sólo una sonrisa que se esconde en cada batalla o cumbre, ¿pero qué hay más allá de la sonrisa del Cosmos? Los tintes brillantes de una muerte que se presenta en el ruedo donde sólo estoy yo... Y la vida como cerco. Cada flor y cada nube son lenguajes de un infinito que no comprendo. Estando frente al túnel del abismo, un impulso latigueó a mi espíritu con la decisión de no desintegrarme. Y ahora encuentro un personaje sin cara, sin nombre o forma que me sigue a todos lados. Es esquivo, juega a retarme por las esquinas. Su voz es la misma que la mía.

Estoy en un laberinto y parece que la única salida es no caminar, para no seguir perdiéndome. No se puede escalar, acaso no existiera si no doy más pasos... Pero la quietud es agonía. Y desde ese pantano el dolor me hace castigar las teclas. Son las musas que sólo se acercan si pueden clavarme una navaja para hacerme gritar a través de  los dedos. Si yo tengo el poder, ¿por qué me gusta lastimarme? No me gusta. ¿Por qué lo sigo haciendo? Y las respuestas nacen de mi centro. Lo que pasa es que soy un pinche necio.

Me duele más el dolor de otras personas. 

Hay cartas que duelen. Y hay otras asesinas que se cuelan de repente. No dicen nada y dicen todo. Son cartas de un momento en que un mundo colapsaba. Que fueron apareciendo poco a poco. Hasta culminar como bomba en la entrada. Cuánto poder en los augurios y señales. Tanto más en la mano que arroja una lanza invisible al corazón que se entregó completo. ¿Por qué tanto dolor en lo que pudo haber sido el cielo? Una sola estrella eclipsó a la luna. Fue todo un momento. Las decisiones más difíciles para que comenzara el verdadero camino. Y tus Beatles... Y el amor... Y mi paz.




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